Fingir un orgasmo: por qué seguimos mintiendo en el sexo
Mujeres y también hombres simulan el clímax en una relación con determinados fines, ya sea por uno mismo, por el otro o por la relación. La falta de conocimiento y de educación sexual en el placer siguen siendo el problema
Preguntarse por qué se fingen los orgasmos equivale a preguntar por qué se inflan los currículums; por qué existen las clínicas de cirugía estética o por qué se utiliza Photoshop para hacer que las fotos pasen a ser piezas de arte abstracto o conceptual. La respuesta es siempre la misma: la realidad no gusta y se maquilla, se disfraza, se le añaden atributos que en realidad no posee. Así pues, si fingimos en todas y cada una de las áreas de nuestras vidas, ¿por qué se exige una total sinceridad al apartado sexual?
La pregunta adecuada no sería por qué se simula el orgasmo, sino para qué; porque está claro que el engaño persigue siempre una recompensa, pero en el caso del sexo no está tan claro, ¿qué se gana haciendo creer al otro que hemos tocado el cielo, sino enviarle falsos feedbacks sobre sus técnicas amatorias y sobre la mecánica del propio placer?
Según investigadores de la Universidad Eötvös Loránd, de Hungría, las mujeres fingen el clímax sexual porque se sienten inseguras y no quieren ser consideradas como “anormales o disfuncionales”, al no poder llegar al orgasmo. Esta es la conclusión de uno de los estudios más recientes sobre la materia, publicado en el 2022 en la revista Sexual Medicine y realizado a 360 mujeres heterosexuales. Las que tenían dificultades para alcanzar la llamada petite mort eran las más propensas a fingir. “Aunque la dificultad orgásmica en las mujeres está relacionada tanto con niveles más altos de inseguridad, como con la preocupación por la autoestima de su pareja, fue el primer motivo el que se asoció más fuertemente a la probabilidad de fingir el orgasmo”, escribieron los investigadores.
Claro que ellos también hacen trampa. Aparentemente, es más difícil interpretar ese papel porque se asocia eyaculación a orgasmo, pero no siempre van juntos. “Es el caso de la eyaculación retrógrada, que va a la vejiga sin pasar por la uretra, y que ocurre después de una prostatectomía (operación de próstata) radical”, explica Francisca Molero, ginecóloga, sexóloga, directora del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. “En estos casos, aunque se produzca el orgasmo, puede que no se identifique como tal porque es una sensación distinta, al no notar el semen pasando por la uretra. A veces, con determinados fármacos, especialmente antipsicóticos o antidepresivos, la sensación orgásmica que suele acompañar a la eyaculación se pierde o resulta casi imperceptible”, comenta esta sexóloga.